Brighton es una pequeña ciudad en el sureste británico. Se encuentra a tan solo una hora de Londres en tren, un tren que además pasa con bastante frecuencia porque de una forma u otra se ha acabado convirtiendo en la ciudad de visita de todo londinense en los fines de semana.
¿Por qué será? Ahora mismo pasamos a explicarlo. De momento, baste saber que esta población apenas cuenta con 155.000 habitantes y tiene todas las características de un pueblo costero. No en vano está en la costa de Sussex.
La gran ventaja de que sea tan pequeña es que desde el momento en que bajas del tren ya prácticamente puedes moverte por donde quieras andando. De hecho, la ruta que planteamos desde aquí no implica coger más transporte que el que te trae desde Londres.
Lo suyo es ir en verano, obviamente, cuando puedas disfrutar aunque sea mínimamente de la playa (los veranos ingleses no son como los nuestros, ya sabéis). Ahora, ten en cuenta que Brighton recibe nada menos que 8 millones de turistas al año…
Comenzamos
Bueno, entremos en materia. Te bajas del tren que te ha traído desde la Victoria Station londinense y estás en pleno Brighton. Lo primero: North Laine. Solo hay que subir por Queens Rd. para llegar a este barrio alternativo.
Callejear por aquí es como retroceder en el tiempo. Es un barrio con muchísimo ambiente y lleno de tiendas y pubs, hay como 300 y se encuentra de todo: ropa vintage, discos de vinilo, antigüedades, libros de segunda mano, alfombras de diseño… es una regresión a los 60.
Entre el callejeo y los escaparates, saca tiempo para tomar un café en una terracita y disfrutar del ajetreo. Recomendamos el Hell’s Kitchen, en el 4 de Gardner Street. Y como tienda no podemos perdernos Snooper’s Paradise, dos plantas de tiendas vintage.
Una vez hemos gozado de esta parte tan indie del Reino Unido, es hora de ir a un punto casi clave en la historia del rock: la Brighton Dome, considerado el centro cultural de la ciudad.
En este recinto el programa de actividades culturales es un no parar. Danza, teatro, conciertos y demás son una constante. Y decimos que es parte de la historia del rock por una razón muy concreta: Dark Side of the Moon.
En efecto, el mítico grupo de rock Pink Floyd estrenó aquí en 1972 su disco más representativo. Dos años después sería sede del festival de Eurovisión que ganó otro grupo histórico: los suecos de Abba.
Después de empaparnos de la música sementera que se respira en el Dome seguimos rumbo al sur hasta llegar al edificio más representativo de la ciudad: el Royal Pavilion.
A cualquiera que no conozca la ciudad este gran edificio tendrá que sorprenderle a la fuerza. Es casi inexplicable que de repente, en mitad de un pueblo de menos de 200.000 almas,brote un palacio de puro estilo Bollywood.
El Royal Pavilion fue mandado construir por el rey George IV y parece estar basado en el Taj Mahal, aunque a un nivel un tanto más… cutre, por así decirlo. Se puede visitar por dentro, la entrada cuesta 10£ (no es mal precio) pero lleva un rato que tal vez no tengáis.
El interior del palacio, para aquellos que no vayan a entrar, está ambientado en otra cultura. La mezcla es genial: hindú por fuera y chino por dentro. Casi arruinan a Inglaterra con el capricho, pero este es el resultado: una pequeña joya.
El palacio pasó de George IV a su hijo, William IV, y éste se lo legó a su sobrina la Reina Victoria, quien no se sentía a gusto en este palacio y acabó vendiéndolo a la ciudad.
La famosa playa de Brighton
Dejamos atrás el trozo de historia viva de Brighton y nos vamos por fin adonde habíamos querido ir desde un principio y que ha convertido a esta ciudad en la favorita de los londinenses para su verano: la playa.El paseo marítimo de Brighton es una delicia para pasear, lleno de bares y tenderetes que desemboca finalmente en el Pier: un parque de atracciones que se introduce como un espigón en el mar. Ya iremos más adelante, de momento gocemos de esto.
La playa de Brighton no es de arena sino de cantos rodados (rolling stones, en inglés). Vale que no sea lo más cómodo para tumbarse, pero bien puedes alquilar una tumbona y dejarte llevar un rato por el sonido de las olas.
Es la hora del buen yantar, y aquí bares y restaurantes no faltan: Brighton es la segunda ciudad culinaria del país y tiene más de 400 sitios para elegir dónde comer. Si no queréis decantaros por un fish&chips sabed que en el 10 de Kings Road hay un restaurante español: Aguadulce.
Hemos comido, hemos descansado. Hora de ir a The Lanes, un antiguo barrio de pescadores que se ha convertido en el otro centro neurálgico de la ciudad. Ahora es otro barrio comercial, este más en plan chic y aristócrata.
Por cierto que para no perder el hilo de la historia del rock, la batalla entre mods y rockers de la película Quadrophenia se grabó en estas calles. Es bastante común encontrar terrazas con música en vivo, de hecho en el 28 de East Street está The Gallery, un bar donde siempre hay alguna banda de jazz o algún guitarrista.
Si volvemos al paseo marítimo por Kings Road podemos encontrarnos con el Artists’ Quarter, un barrio donde los artistas han convertido las viejas viviendas de los pescadores en galerías de arte. Un paseo verdaderamente interesante.
Todo un clásico: Brighton Pier
Ahora sí que sí, ahora que nos hemos visto lo más interesante de la ciudad llega el momento que muchos estarían esperando. Vamos al parque de atracciones. Nos dirigimos de cabeza al Pier.Puedes montarte en todo, claro, y además hay una pulsera con la que tienes descuentos. Dentro del pier puedes también tomar algo, hay bares como el Horatios. Y las fotos de la playa desde este punto salen preciosas.
Va siendo hora de dejar Brighton, así que demos un último homenaje a la ciudad yendo a uno de esos miles de sitios que tiene la vieja Gran Bretaña en el que existe cierta leyenda.
Nuestros pasos nos llevan al 15 de Black Lion Street, concretamente al pub The Cricketers. ¿Qué leyenda hay aquí entonces? Que supuestamente este local está en la antigua casa de Jack el Destripador, la que tuvo antes de mudarse a Whitechapel. Este sitio presume de tener el mejor ale de Brighton, también que lo tengáis como nota.
Y ya dejamos esta pequeña y encantadora ciudad, ideal para un día de verano. Os dejamos descubrir el ambiente nocturno, que de seguro no os va a decepcionar.
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